La mediación es un proceso voluntario que puede iniciar cualquiera de las partes en una disputa o su abogado. A diferencia de un juez o un árbitro, un mediador, que puede ser designado por un tribunal o una agencia administrativa, o privado seleccionado por las partes, no escucha una presentación formal de testigos y evidencia y luego impone una decisión sobre las partes. En cambio, un mediador está capacitado en habilidades de mediar, y ayuda a las partes a comunicarse y negociar, identificar intereses y objetivos comunes, y resolver problemas subyacentes para que las partes puedan llegar a un acuerdo con el que ambas partes se sientan cómodas. El asesor legal puede o no estar involucrado. El mediador no proporciona asesoramiento legal, pero puede proporcionar a las partes información sobre la ley que las partes pueden considerar para llegar a una resolución. Finalmente, un mediador experto ofrecerá opciones creativas y alternativas para ayudar a resolver la disputa que las partes no hayan considerado previamente.
El litigio se basa en el sistema de prueba adversarial, donde un lado se enfrenta al otro, y solo prevalecerá un lado. Ambas partes generalmente están representadas por un abogado. El asunto se presenta en un tribunal civil, mercantil, administrativo, penal o laboral, donde se formulan argumentos, los testigos testifican y son objeto de contra interrogatorio, y se presentan pruebas documentales. Se siguen reglas formales de evidencia y procedimiento. En última instancia, el juez o el tribunal dicta una decisión, de conformidad con la ley aplicable específica. Esa decisión puede ser apelada, y luego apelada aún más ante un tribunal aún más alto.
¿CUÁL ALTERNATIVA A ELEGIR?
Al evaluar qué método de resolución de disputas funcionará mejor en cualquier situación dada, se deben considerar muchos factores.
Si tiene alguna consulta no dude en ponerse en contacto con nosotros.